Dejemos algo bien en claro: dormir siesta no es indicador de vagancia. De hecho, en Argentina podríamos decir que es una costumbre nacional tan importante como tomar mate o ver fútbol. Y si eso no es argumento suficiente, hay evidencia científica que demuestra que la siesta trae beneficios para la salud y, escuchen bien empresas y empleadorxs… para el desempeño laboral.
En Calm nos gusta pensar formas distintas de hacer las cosas, y para eso hay que investigar. Por eso, hicimos realizamos una encuesta sobre cómo duermen la siesta lxs argentinxs. El 98% de las personas encuestadas respondió que tiene el hábito incorporado de la siesta, y más de la mitad lo hace durante la semana.
Entonces, ¿por qué algo tan beneficioso y arraigado en nuestra cultura es ignorado completamente en la jornada laboral?
Alerta: batería baja
Vivimos en una sociedad demandante y en constante movimiento. Trabajamos muchísimas horas y salimos para relajarnos y distendernos (descanso activo). Cuando finalmente vamos a acostarnos, le metemos un poquito más al trabajo (el celular es un arma de doble filo).
Es bastante probable que seamos la generación peor descansada de la historia, siendo un hecho corroborado que lxs argentinos dormimos dos horas menos que hace 30 años.
Según Daniel Vigo, investigador en CONICET, el 14.8% de los argentinos duerme menos de 6 horas por día (en su mayoría jóvenes y adultos que viven en ciudades grandes). El 14.22% dijo dormir mal y el 22 % padecer de somnolencia.
Efectivamente, esta somnolencia se mantiene en el trabajo y afecta la productividad y la atención, haciendo incluso que muchas veces lleguemos tarde.
¿Alguien trajo cargador?
¿Qué haces cuando te sentís muy cansadx en el laburo? Te tomás un vaso gigante de café o un litro de mate, para recargar un poco de energía y terminar las tareas del día. Ya sabemos por experiencia propia que no siempre funciona. Tener que tomar cada vez más café o energizantes más fuertes tampoco debería ser la solución.
Un equipo de trabajo pasado de cafeína, con humores alterados y corriendo por los pasillos no es la situación ideal para ningún ambiente sano de trabajo (averiguá más sobre el consumo excesivo de cafeína y cuál es la cantidad recomendada acá).
Nuestra energía disminuye naturalmente después de almorzar, por el ciclo biológico del cuerpo humano. Si nos dejaran dormir una siestita (o Power nap) de 20 minutos en ese momento, las cosas serían mucho mejores y más fáciles.
Solución: carga rápida
La siesta no solo mejora nuestra salud (menos riesgo cardiovascular, se reduce la presión arterial), sino que el rendimiento y productividad aumentan. Qué fantástica, fantástica esta siesta.
Podemos mantener la concentración por más tiempo, nos volvemos más creativxs y, gol, podemos recuperar un poco de sueño si la noche anterior dormimos poco (sea porque maratoneamos en Netflix o por insomnio; acá no juzgamos).
Estas Power naps no deberían durar más de 30 minutos, para que no nos pasemos para el otro lado y volvamos a trabajar más cansadxs y desorientadxs que antes.
Por suerte, muchas instituciones en Argentina la están aplicando, incluyendo siestarios en sus oficinas o instalaciones. Los encontrás en la UADE, en la facultad de Arquitectura, diseño y urbanismo de la UBA, y hasta en las oficinas de Google en Puerto Madero.
En nuestra encuesta, más del 40% de lxs argentinxs dijo estar interesadx en este tipo de siestas, incluso en implementarlas en su trabajo. Así que animate, es un buen momento para acercarte a tu jefx, mostrarle este artículo y empezar a trabajar mejor con una buena siestita reparadora en la mitad del día.
Te aseguramos que todxs van a rendir más y con mejor humor, lo que se traduce en un clima laboral amigable y, finalmente, en más ventas o mejores resultados.
Si nos organizamos, dormimos todxs…