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¿Cuándo deberías cambiar tus sábanas viejas?

Durmiendo en cama calm

Hay dos tipos de personas en lo que a sábanas se refiere (mentira, hay miles, pero las clasificaciones extremistas son más divertidas). Por un lado, tenemos a las que guardan hasta las sábanas de la infancia con estampados de Mickey o diseños noventosos pasados de moda, o quienes mantienen -con mucho amor- ese primer juego que se compraron junto con el colchón allá lejos y hace tiempo.

Si cuando las pagaste, te salieron más baratas de lo que hoy cuesta un alfajor en el quiosco, estamos hablando de vos. 

Por otro lado, están quienes buscan constantemente en internet el último modelo con los colores más cancheros y con la mayor cantidad de hilos, y que cambian las que tienen cada dos por tres. Son esas personas que cuando vas a su casa, te muestran sus nuevas sábanas con orgullo y te hacen tocarlas para que sientas lo suaves que son (digamos todo, siempre es la cama en la que quisieramos dormir).

Durmiendo en cama calm

Yendo a un terreno un poco más medido, encontramos el punto justo en el que deberíamos reemplazar nuestras sábanas. Al primer grupo (lxs apegadxs a sus sábanas viejas) les decimos con mucho pesar que, aunque el juego que tengan sea un modelo premium de 5 millones de hilos, no van a poder dejarlas como herencia a sus hijxs.

Y al otro grupo, que simplemente no hace falta cambiarlas cada un año (mejor, comprense una linda almohada; guiño, guiño)

Las sábanas de buena calidad están hechas para durar

Las buenas sábanas no tienen fecha de vencimiento: si las lavás regularmente y las cuidás (como a esa polera de morley que tanto amás), deberían durarte unos buenos años y seguir pareciendo nuevas.

No hay necesidad de cambiarlas basándose en el tiempo que tienen. Si se ven bien, no están manchadas y cuando te acostas siguen sintiéndose suaves, están para quedarse.

Chica durmiendo tapada con soábanas

Todo tiene un final, todo termina...

Decirle chau a algo que nos acompañó durante tanto tiempo siempre es difícil, pero no por eso menos necesario. ¿En qué momento hay que dejar ir a nuestras nobles sábanas?

Cuando es evidente que el desgaste del uso y de los años hizo efecto: la tela se vuelve más fina, amarillenta, y se destiñó tanto que es imposible decir de qué color fueron originalmente. ¿Se sienten como una remera vieja y áspera cuando te acostás? Chau, chau, adiós…

Cómo cuidar tus sábanas (y qué hacer cuando no dan para más)

Si las tratás bien,  te lo van a retribuir durante mucho tiempo. Lavalas en agua tibia o en ciclos fríos, y con ropa del mismo color. Idealmente, deberías tener 2 o 3 juegos para alternarlos de forma regular; así vas a poder extender la vida útil de cada sábana.

cama recién hecha, sabanas tirantes, almohada calm

Ahora bien, en el momento en el que veas que ya no cumplen su función como deberían (no te envuelven con suavidad al dormir), es hora de darles un nuevo uso. Si todavía están en un estado aceptable, ¡donalas!, a alguien siempre le van a venir bien.

Pero, si no es así, podés llevarlas a un refugio de animales (muchos usan sábanas y toallas viejas para cubrir las jaulas y para limpiar); podes usarlas para limpiar objetos delicados, o para que tus hijxs/sobrinos, o chicxs que conozcas, puedan jugar a armar fuertes y habitaciones secretas (mientras más grandes las sábanas, más divertido).